Aunque desde hace meses Dell, por ejemplo, dispone de pantallas con conectividad Displayport, la salida al mercado de los nuevos portátiles de Apple, los cuales cuentan con este tipo de conexión en vez de HDMI, ha puesto estas dos conectividades en boca de todos.
Para dejar las cosas claras, vamos a analizar y acabar de comprender para qué nos vale cada uno de estos puertos, pues si bien a nivel técnico son iguales, su filosofía de funcionamiento y motivos por los que ambos están (y estarán) en el mercado son distintos.
Los aspectos técnicos de cada una de las tecnologías ya las hemos repasado. Hablamos hace tiempo del HDMI y posteriormente, cuando salieron los primeros productos, del Displayport. Los aspectos más globales y observables de ambas conexiones son idénticas: ancho de banda de 10.2 Gbps (10.8 Gbps para el Displayport) y resolución máxima admitida de 2560×1600.
Otro aspecto en los que el usuario se fija de entrada es en si es una tecnología propietaria o no. En el caso del HDMI, el fabricante que quiera implementarlo debe pagar una tasa por ello, mientras que el sistema Displayport está promovido por la VESA y es gratuito.
Ahora bien, ¿puede el Displayport desplazar al HDMI como conectividad estrella de portátiles y televisores?
Pues si hubiera estado disponible hace años, seguramente, pues está mejor pensado de forma global, pero en estos momentos, cada uno deberá conformarse con su campo de acción, que es donde se van realmente a diferenciar.
El HDMI, que se introdujo en el mercado el 9 de diciembre de 2002, llegó con una clara misión: sustituir a las conexiones de vídeo analógicas S-Video y vídeo por componentes. Se buscaba poder conectar los nuevos televisores LCD y plasma con los reproductores Blu-Ray y demás fuentes de alta definición mediante un solo cable que transmitiera de forma eficiente y sencilla tanto el vídeo como el audio en formato digital. Y su popularidad creció a una velocidad de vértigo. El año pasado, casi el 80% de los televisores vendidos disponía de esa conexión.
Posteriormente, y siguiendo lo que demandaba el mercado, la conectividad HDMI dio el salto a los portátiles principalmente. Si podían reproducir contenido en alta definición, empezaban a contar con unidades internas de Blu-Ray y era habitual conectarlos al televisor LCD, ¿por qué no facilitar esa conexión y olvidarse del viejo VGA o DVI? Un poco más adelante, eran los monitores los que adoptaban este nuevo puerto al crecer en tamaño y resolución, y convertirse en perfectos compañeros de los portátiles para tareas multimedia, principalmente en Europa.
Pero el HDMI seguía siendo solamente eso, un cable para transmitir vídeo de forma eficaz. Como elemento de conexión para equipos informáticos no estaba preparado para dar más.
Mientras el HDMI triunfaba, la VESA (Video Electronics Standards Association) se encargaba de desarrollar con paciencia y de forma libre, el sustituto natural de los puertos VGA y DVI de los monitores y computadores. Sería el HDMI de las pantallas de computador y equipos informáticos. En abril de 2007 veía por fin la luz el DisplayPort.
Pero no se trataba de conseguir solamente un cable, sino un medio de comunicación efectiva y completa de equipos informáticos, tanto de entrada como de salida, capaz de desarrollar funciones que hasta ese momento se encontraban incluídas en las pantallas, como el LVDS. El mejor soporte para proyectores y pantallas de computador, que pudiera soportar varios monitores con un solo cable, que transmitiera audio, imagen e incluso conectividad USB, eran funciones indispensables para el Displayport.
No se trataba ya de crear un cable sino una interfaz externa e interna para la electrónica de consumo y contenida en el propio cable. He ahí la diferencia de concepto entre el HDMI y el Displayport.
El primero no es más que un cable de interfaz externa mientras que el segundo es una interfaz completa que en el futuro podrá transmitir la señal de la webcam por el mismo cable que envía otras señales, que de forma nativa puede ser de fibra óptica.
La distribución de las señales por medio de paquetes en el Displayport en vez de en serie, como ocurre con el HDMI, nos deja esa y otras muchas posibilidades ampliables en el futuro. Y cualquiera puede desarrollarlas libremente.
Ese ahorro de energía y circuitería del Displayport viene perfecto para portátiles y pantallas de ordenador, que pueden ser más delgadas y dejar tareas que antes debían integrarse en su cuerpo, directamente al cable Displayport.
Vemos por fin como el HDMI es el cable perfecto para comunicar un reproductor de DVD o Blu-Ray con un televisor, pues solo necesitamos transmitir la señal de vídeo y audio digital, pero en el caso de los computadores, las posibilidades son tantas que la amplitud de miras del Displayport es la mejor solución. Esta diferenciación dentro de la igualdad nos deja un escenario que lamentáblemente estará protagonizado por los dos tipos de conexiones, cada uno en el campo en el que más fuerte es, aunque se mezclarán en muchos casos.
Para dejar las cosas claras, vamos a analizar y acabar de comprender para qué nos vale cada uno de estos puertos, pues si bien a nivel técnico son iguales, su filosofía de funcionamiento y motivos por los que ambos están (y estarán) en el mercado son distintos.
Los aspectos técnicos de cada una de las tecnologías ya las hemos repasado. Hablamos hace tiempo del HDMI y posteriormente, cuando salieron los primeros productos, del Displayport. Los aspectos más globales y observables de ambas conexiones son idénticas: ancho de banda de 10.2 Gbps (10.8 Gbps para el Displayport) y resolución máxima admitida de 2560×1600.
Otro aspecto en los que el usuario se fija de entrada es en si es una tecnología propietaria o no. En el caso del HDMI, el fabricante que quiera implementarlo debe pagar una tasa por ello, mientras que el sistema Displayport está promovido por la VESA y es gratuito.
Ahora bien, ¿puede el Displayport desplazar al HDMI como conectividad estrella de portátiles y televisores?
Pues si hubiera estado disponible hace años, seguramente, pues está mejor pensado de forma global, pero en estos momentos, cada uno deberá conformarse con su campo de acción, que es donde se van realmente a diferenciar.
El HDMI, que se introdujo en el mercado el 9 de diciembre de 2002, llegó con una clara misión: sustituir a las conexiones de vídeo analógicas S-Video y vídeo por componentes. Se buscaba poder conectar los nuevos televisores LCD y plasma con los reproductores Blu-Ray y demás fuentes de alta definición mediante un solo cable que transmitiera de forma eficiente y sencilla tanto el vídeo como el audio en formato digital. Y su popularidad creció a una velocidad de vértigo. El año pasado, casi el 80% de los televisores vendidos disponía de esa conexión.
Posteriormente, y siguiendo lo que demandaba el mercado, la conectividad HDMI dio el salto a los portátiles principalmente. Si podían reproducir contenido en alta definición, empezaban a contar con unidades internas de Blu-Ray y era habitual conectarlos al televisor LCD, ¿por qué no facilitar esa conexión y olvidarse del viejo VGA o DVI? Un poco más adelante, eran los monitores los que adoptaban este nuevo puerto al crecer en tamaño y resolución, y convertirse en perfectos compañeros de los portátiles para tareas multimedia, principalmente en Europa.
Pero el HDMI seguía siendo solamente eso, un cable para transmitir vídeo de forma eficaz. Como elemento de conexión para equipos informáticos no estaba preparado para dar más.
Mientras el HDMI triunfaba, la VESA (Video Electronics Standards Association) se encargaba de desarrollar con paciencia y de forma libre, el sustituto natural de los puertos VGA y DVI de los monitores y computadores. Sería el HDMI de las pantallas de computador y equipos informáticos. En abril de 2007 veía por fin la luz el DisplayPort.
Pero no se trataba de conseguir solamente un cable, sino un medio de comunicación efectiva y completa de equipos informáticos, tanto de entrada como de salida, capaz de desarrollar funciones que hasta ese momento se encontraban incluídas en las pantallas, como el LVDS. El mejor soporte para proyectores y pantallas de computador, que pudiera soportar varios monitores con un solo cable, que transmitiera audio, imagen e incluso conectividad USB, eran funciones indispensables para el Displayport.
No se trataba ya de crear un cable sino una interfaz externa e interna para la electrónica de consumo y contenida en el propio cable. He ahí la diferencia de concepto entre el HDMI y el Displayport.
El primero no es más que un cable de interfaz externa mientras que el segundo es una interfaz completa que en el futuro podrá transmitir la señal de la webcam por el mismo cable que envía otras señales, que de forma nativa puede ser de fibra óptica.
La distribución de las señales por medio de paquetes en el Displayport en vez de en serie, como ocurre con el HDMI, nos deja esa y otras muchas posibilidades ampliables en el futuro. Y cualquiera puede desarrollarlas libremente.
Ese ahorro de energía y circuitería del Displayport viene perfecto para portátiles y pantallas de ordenador, que pueden ser más delgadas y dejar tareas que antes debían integrarse en su cuerpo, directamente al cable Displayport.
Vemos por fin como el HDMI es el cable perfecto para comunicar un reproductor de DVD o Blu-Ray con un televisor, pues solo necesitamos transmitir la señal de vídeo y audio digital, pero en el caso de los computadores, las posibilidades son tantas que la amplitud de miras del Displayport es la mejor solución. Esta diferenciación dentro de la igualdad nos deja un escenario que lamentáblemente estará protagonizado por los dos tipos de conexiones, cada uno en el campo en el que más fuerte es, aunque se mezclarán en muchos casos.